Oración a favor de la vida
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A las 3 de la madrugada del 13 de marzo de 1964, una joven aparcó su coche junto a su edificio de apartamentos en Queens, Nueva York. Salió y empezó a caminar hacia la puerta cuando, en la oscuridad, vio a alguien en su camino. Cambió de dirección y corrió hacia una cabina de policía. El hombre la alcanzó y la tiró al suelo. La apuñaló por la espalda. Ella gritó pidiendo ayuda. Las luces se encendieron, las ventanas se abrieron. Gritó repetidamente: “¡Me muero! Ayudadme”. El ataque continuó. Cuarenta y cinco minutos después, un vecino llamó a la policía. Los agentes llegaron e identificaron a la víctima como Kitty Genovese, de veintiocho años. Al menos treinta y ocho vecinos oyeron o presenciaron el ataque. Ninguno de ellos acudió en su ayuda. Sólo uno llamó a la policía, tardíamente. La respuesta al asesinato de Kitty Genovese fue ampliamente estudiada y llegó a conocerse como el “síndrome Genovese” o el “efecto espectador”. A medida que aumenta el número de espectadores de un crimen o accidente, disminuye la probabilidad de que alguien haga algo al respecto. Todo el mundo piensa que alguien más va a intervenir, así que nadie hace nada. Irónicamente, si el ataque de Kitty hubiera sido presenciado por una sola persona, en lugar de treinta y ocho, probablemente habría sobrevivido.
Oración a favor de la elección
Reflexión En cada etapa y en cada circunstancia, somos sostenidos en la existencia por el amor de Dios. La presencia de una enfermedad, discapacidad u otra situación difícil nunca disminuye el valor de la vida humana. Dios no nos llama a la perfección de la apariencia o de las capacidades, sino a la perfección en el amor. Cristo nos invita a abrazar nuestras propias vidas y las vidas de los demás como verdaderos dones.
Reflexión Hoy, en el 47º aniversario del caso Roe contra Wade, lloramos las numerosas vidas de niños que han perdido la vida a causa del aborto y recordamos en la oración a quienes sufren sus consecuencias. La Iglesia se reúne hoy para orar por la protección de todos los niños no nacidos y para reparar el aborto, confiando en que el Señor escucha nuestras oraciones.
Reflexión Cuando el ángel Gabriel se apareció a María, ella abrió su corazón para recibir su mensaje de que concebiría en su seno al Hijo de Dios. Como joven prometida, pero soltera, María sabía que su embarazo presentaba muchos desafíos. A pesar de ello, respondió fielmente: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1:38).
Guía de oración pro vida
Los más de 60 millones de abortos desde las sentencias Roe v. Wade y Doe v. Bolton de 1973 reflejan con desgarradora magnitud lo que el Papa Francisco entiende por “cultura del descarte.” Sin embargo, tenemos una gran confianza en la providencia de Dios. Las Escrituras nos recuerdan una y otra vez que busquemos la ayuda del Señor y, como personas de fe, creemos que nuestras oraciones son escuchadas.
Como individuos, estamos llamados a observar este día mediante las prácticas penitenciales de la oración, el ayuno y/o la limosna. Otra manera de tomar parte es a través de la participación en eventos especiales para observar el aniversario de Roe v. Wade. El Obispo Strickland celebrará la Misa a las 12 p.m. en la Catedral de la Inmaculada Concepción.
Libro de oraciones a favor de la vida
En este 49º aniversario de Roe v. Wade y Doe v. Bolton, se nos recuerda lo frágil que es el don de la vida humana y que estamos llamados a proteger este precioso don. Unámonos en oración por los niños cuyas vidas se han perdido y por las madres y padres que experimentan un gran sufrimiento como efecto doloroso y costoso del aborto. Que caminemos junto a ellos mediante nuestra expresión de amor y compasión, y que permanezcamos inquebrantables en nuestra creencia de que la vida humana es sagrada, en todas sus etapas.
Este aniversario nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestra llamada común a defender la vida y proteger a los vulnerables, así como sobre la responsabilidad personal que tenemos en cuestiones de moralidad, justicia y bien común. Cada uno de nosotros está llamado a respetar la dignidad de la persona humana y a hacer lo que esté en nuestras manos para preservar y defender la vida, dentro de las realidades de nuestras propias circunstancias. Para muchos, esto significa vivir la vocación del matrimonio y formar una familia. También puede significar dar voz a quienes no pueden hablar por sí mismos; ayudar a las mujeres embarazadas; y mostrar amor a quienes sufren la pérdida de un hijo, incluida la pérdida de un hijo por aborto. Estamos llamados a hacer algo más que creer que la vida es sagrada. Estamos llamados a pasar a la acción, a través de la oración y de actos de caridad hacia quienes nos rodean.