Oración de protección de Nuestra Señora de Guadalupe
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Nuestra Señora de Guadalupe es uno de los títulos más conocidos de María. El 9 de diciembre de 1531, María se apareció a San Juan Diego en el cerro del Tepeyac (actual Ciudad de México). Tres días después, el 12 de diciembre, Juan Diego recibió una señal milagrosa de la Virgen María. Ese mismo día, siglos después, celebramos la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe.
Conozca más sobre la historia de esta aparición mariana de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, las visitas apostólicas de San Juan Pablo II a Ciudad de México y cómo podemos celebrar hoy a Nuestra Señora de Guadalupe.
La advocación mariana de Nuestra Señora de Guadalupe procede de la aparición de María en el siglo XVI a un indígena pobre llamado Juan Diego. Según Vatican News, conocemos la historia de esta aparición mariana gracias al erudito Antonio Valeriano, que la escribió en la misma lengua materna de Juan Diego, el náhuatl (una lengua azteca).
El 9 de diciembre de 1531, María se apareció a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, animándole a acudir a su obispo, fray Juan de Zumárraga, para pedirle que construyera una capilla en el mismo lugar de su aparición. El obispo Zumárraga no creyó a Juan Diego y le pidió pruebas de que María se le había aparecido.
¿Cómo se reza a la Virgen de Guadalupe?
Concede la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; pues confiamos a tu cuidado todo lo que tenemos y todo lo que somos, Señora y Madre nuestra. Deseamos ser enteramente tuyos y recorrer contigo el camino de la plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia; ténganos siempre de tu mano amorosa.
¿Cómo rezo por mis hijos?
Padre celestial, que mi hijo no tema, porque tú estás con él. Cuando pongo a mis hijos en tus poderosas y amorosas manos, dame paz, sabiendo que estás a su lado. Por favor, sustituye sus miedos por la fuerza y el coraje para afrontar cualquier cosa que les traiga el día. Da a mis hijos la sensación real de que Jesús está con ellos.
Nuestra señora de guadalupe petición de oración
Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa Mística, intercede por la Santa Iglesia, protege al Soberano Pontífice, socorre a cuantos te invocan en sus necesidades, y ya que eres la siempre Virgen María, y Madre del Dios Verdadero, alcánzanos de tu Hijo Santísimo la gracia de conservar la fe, de la dulce esperanza en medio de las amarguras de la vida, de la ardiente caridad, y el don precioso de la perseverancia final. Amén.
Oh Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, concede a nuestros hogares la gracia de amar y respetar la vida en sus comienzos, con el mismo amor con que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias para que estén siempre unidas y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con piedad, enséñanos a ir continuamente a Jesús, y si caemos ayúdanos a levantarnos de nuevo y a volver a Él mediante la confesión de nuestras faltas y de nuestros pecados en el Sacramento de la penitencia, que da la paz al alma.
Breve oración a nuestra señora de guadalupe
En el siglo XVI, la Santísima Virgen, compadecida del pueblo azteca que, viviendo en las tinieblas de la idolatría, ofrecía a sus ídolos multitud de víctimas humanas. Tomó en sus manos la evangelización de este pueblo que era también hijo suyo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ven Espíritu Santo, llena los corazones de los fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. V. Envía tu espíritu y serán creados. R. Y renovarás la faz de la tierra. ORAMOS Oh Dios, que con la luz del Espíritu Santo instruyes los corazones de los fieles, concédenos que, con el mismo espíritu, seamos verdaderamente sabios y nos regocijemos siempre en su consuelo, por Cristo nuestro Señor. Amén. V. Tú, Señor, abrirás mis labios. R. Y mi lengua anunciará tus alabanzas. V. Inclínate en mi ayuda, oh Dios. R. Oh Señor, apresúrate a socorrerme. V. Gloria al Padre, etc. R. Como en el principio, etc.
En Ezequiel 18,1-4 dice la palabra de Dios: “La palabra de Dios volvió a mí, diciendo: ¿Qué quieres decir, que usas este proverbio sobre la tierra de Israel, diciendo: Los padres han comido uvas agrias, y a los hijos se les han puesto los dientes de punta? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis ocasión de usar este proverbio en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así también es mía el alma del hijo: El alma que peca es la que morirá”.
Nuestra señora de guadalupe patrona de los no nacidos
También tiene el título de Patrona de los no nacidos porque cuando se apareció a Juan Diego en lo que hoy es México en el año 1531 estaba embarazada de Jesús. En los años que siguieron a la aparición, unos 8 millones de paganos se convirtieron al catolicismo. Esta imagen de Nuestra Señora en el manto de Juan Diego es verdaderamente milagrosa y en estos tiempos peligrosos para el niño por nacer necesitamos la ayuda de nuestra Divina Madre.
Recuerda, oh bondadosísima Virgen de Guadalupe, que en tus celestiales apariciones en el monte del Tepeyac, prometiste mostrar tu compasión y piedad hacia todos los que, amándote y confiando en ti, buscan tu ayuda y te invocan en sus necesidades y aflicciones. Prometiste escuchar nuestras súplicas, secar nuestras lágrimas y darnos consuelo y alivio.
Nunca se ha sabido que nadie que haya acudido a tu protección, implorado tu ayuda o buscado tu intercesión, haya quedado desamparado. Inspirados por esta confianza, acudimos a ti, oh María, siempre Virgen Madre del Dios verdadero. Aunque afligidos por el peso de nuestros pecados, venimos a postrarnos ante ti. Confiamos plenamente en que, bajo tu sombra y protección, nada nos perturbará ni afligirá, ni debemos temer enfermedades, desgracias o cualquier otro dolor.