Padre nuestro que estás en los cielos (Padre Nuestro)
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En la oración que Jesús nos enseña, se dirige al Creador de todo lo que existe como Padre. Nos invita a su relación con Dios y a la misión para la que Dios le ha enviado a nuestro mundo. Al dirigirse a Dios como Padre, Jesús nos da permiso para revestir a Dios con nuestra experiencia de la presencia tierna, nutritiva y segura de nuestros propios padres y abuelos. Si aportamos experiencias positivas a la imagen de Dios como Padre, nuestro Dios Creador se acerca, invita a nuestra compañía, se deleita con nuestros dones y escucha nuestras palabras.
Padre no es la única imagen que Jesús tiene de Dios. También compara a Dios con una mujer decidida que barre su casa hasta encontrar una moneda perdida y con una gallina madre que quiere tener a sus polluelos a salvo bajo sus alas. De hecho, Jesús llama Padre a Dios sólo cuatro veces en el evangelio de Marcos, el primero que se escribió, hacia el año 70 d.C. El evangelio de Mateo, escrito unos 10 años después del de Marcos, aumenta el número de veces que Jesús se refiere a Dios como Padre de cuatro a cuarenta. El evangelio de Juan, escrito cerca del final del primer siglo y setenta años después de la muerte y resurrección de Jesús, muestra a Jesús refiriéndose a Dios como Padre casi 120 veces. Puesto que no tenemos ningún vídeo de Jesús enseñando realmente, el aumento del número de veces que los relatos sobre él lo tienen llamando a Dios su Padre, han procedido de la oración y la reflexión de las primeras comunidades cristianas.
El Padre Nuestro HD
Rezar al comienzo de una reunión es una buena manera de recordar que Dios está con nosotros, que Él es el centro de todo lo que hacemos y que la razón por la que estamos vivos es para amarle y adorarle. En esta página se reúnen una serie de oraciones que pueden utilizarse para inaugurar reuniones y actos cristianos, como servicios religiosos, bodas y estudios bíblicos. También hay un “cómo” escribir tu propia oración junto con un ejemplo de oración de apertura.
En ella reflexionamos y celebramos la relación que mantenemos con Dios. Por ejemplo, puedes relatar la fidelidad de Dios hacia ti (o hacia los grupos) durante la última semana, o puedes basarte en relatos y experiencias de la Biblia.
Aquí puedes traer a la mente algunas cosas que te gustaría que ocurrieran mientras os reunís. Si hay un orador, puedes pedir que Dios lo inspire; si hay un culto, puedes pedir que Dios se encuentre con la gente y que los corazones estén abiertos para recibir de Él, etc.
El Padre Nuestro – Los niños de las escuelas CofE de Birmingham.
El “Padre Nuestro” o “la oración del Señor” (que se encuentra en Mateo 6 y Lucas 11) es una oración comúnmente conocida y que a menudo utilizamos cuando aún no tenemos confianza para rezar otra cosa. No hay nada malo en rezar esta oración y todo es correcto en ella. Los discípulos de Jesús debieron de oírle rezar y, aunque no eran ajenos a las oraciones judaicas, le pidieron a nuestro Señor: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1).
Hay muchos versículos en la Biblia que nos enseñan a orar. Pero la oración que Jesús nos enseñó nos proporciona la plantilla perfecta que podemos aplicar a nuestras propias vidas. A partir de esta plantilla, podemos componer nuestras propias oraciones únicas a Dios, que podemos utilizar en cualquier situación -prueba o acción de gracias- que llevemos a Dios Todopoderoso.
Comenzamos la oración dirigiéndonos a Dios directamente, con deferencia, humildad y en la debida relación con Él. Reconocemos su relación de amor con nosotros, su cuidado por nosotros, como el único Padre perfecto que tendremos. Reconocemos la posición de nuestro Padre Celestial sobre todas las cosas que han sido creadas.
El Padre Nuestro – Hillsong Worship
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestra defensa contra la maldad y las asechanzas del Diablo. Que Dios lo reprenda, te lo pedimos humildemente, y tú, oh Príncipe de las huestes celestiales, con el poder de Dios, arroja al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos, que merodean por el mundo buscando la ruina de las almas.
Dios mío, de todo corazón me arrepiento de mis pecados. Al elegir hacer el mal y dejar de hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debería amar sobre todas las cosas. Me propongo firmemente, con tu ayuda, hacer penitencia, no pecar más y evitar todo lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre. Dios mío, ten piedad.