Poderosa oración a nuestra señora de guadalupe
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¿Por qué celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe? En 1531, la Santísima Virgen se apareció cuatro veces a San Juan Diego pidiendo que se construyera una iglesia en su honor. La última vez que se apareció a San Juan, el 12 de diciembre de 1531, colocó rosas en su tilma, que él llevó al obispo. Cuando abrió su manto, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe estaba milagrosamente presente en la tilma, por lo que celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre. Le precede, el 9 de diciembre, la fiesta de San Juan Diego, canonizado en 2002 por el Papa San Juan Pablo II.
“La Virgen se ve brillantemente en el semblante mestizo de esta imagen de María de Guadalupe que apareció en los inicios de la evangelización de las Américas…. Le pido que ‘visite’ como ‘peregrina de la fe’ a todas y cada una de las diócesis, parroquias y familias de América, repitiendo a sus hijos lo que hizo en Caná: ‘Hagan lo que Él les diga’ (Jn: 2,5). Que ella atraviese este continente llevándole ‘vida, dulzura y esperanza'”. – San Juan Pablo II
Oración a nuestra señora de guadalupe por la paz
Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa Mística, intercede por la Santa Iglesia, protege al Soberano Pontífice, ayuda a todos los que te invocan en sus necesidades, y ya que eres la siempre Virgen María, y Madre del Dios Verdadero, alcánzanos de tu Hijo Santísimo la gracia de conservar la fe, de la dulce esperanza en medio de las amarguras de la vida, de la ardiente caridad, y el don precioso de la perseverancia final.
Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa Mística, intercede por la Santa Iglesia, protege al Sumo Pontífice, socorre a cuantos te invocan en sus necesidades, y siendo tú la siempre Virgen María y Madre del Dios verdadero, alcánzanos de tu Hijo santísimo la gracia de conservar la fe, la dulce esperanza en medio de la amargura de la vida, la ardiente caridad y el don precioso de la perseverancia final.
Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa Mística, intercede por la Santa Iglesia, protege al Sumo Pontífice, socorre a cuantos te invocan en sus necesidades, y siendo tú la siempre Virgen María y Madre del Dios verdadero, alcánzanos de tu Hijo santísimo la gracia de conservar la fe, de la dulce esperanza en medio de la amargura de la vida, de la ardiente caridad y del don precioso de la perseverancia final.
Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa Mística, intercede por la Santa Iglesia, protege al Sumo Pontífice, socorre a cuantos te invocan en sus necesidades, y puesto que eres la siempre Virgen María, y Madre del Dios Verdadero, alcánzanos de tu Hijo Santísimo la gracia de conservar la fe, de la dulce esperanza en medio de las amarguras de la vida, de la ardiente caridad, y el don precioso de la perseverancia final. Amén.
Oh Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, concede a nuestros hogares la gracia de amar y respetar la vida en sus comienzos, con el mismo amor con que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias para que estén siempre unidas y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con piedad, enséñanos a ir continuamente a Jesús, y si caemos ayúdanos a levantarnos de nuevo y a volver a Él mediante la confesión de nuestras faltas y de nuestros pecados en el Sacramento de la penitencia, que da la paz al alma.
Oración diaria a Nuestra Señora de Guadalupe
La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe se celebra el 12 de diciembre y es Día de Precepto en México. Para más información sobre la historia de Nuestra Señora de Guadalupe y la vida de San Juan Diego, visite www.franciscanmedia.org/our-lady-of-guadalupe/.
Patrona de las Américas, nos recuerdas no sólo la presencia continua de Dios entre nosotros, sino también el hecho de que Dios se parece a nosotros, habla como nosotros y sale a nuestro encuentro allí donde nos encontramos. Guíanos mientras trabajamos para estar atentos a los humildes del modo en que tú cuidaste de Juan Diego y su familia. Inspira en nosotros su fidelidad y valentía, para que también nosotros confiemos en la providencia y el cuidado de Dios. Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros. San Juan Diego, ruega por nosotros.
A la luz de una mañana de diciembre en el México rural, un humilde campesino camina hacia misa y se asombra cuando se encuentra cara a cara con una radiante aparición de María como una joven embarazada vestida con ropas nativas. Así comienza una relación entre Nuestra Señora de Guadalupe y Juan Diego que cambiará la Iglesia. Cuando todo esté dicho y hecho, se construirá una iglesia, florecerán rosas en la nieve, aparecerá una imagen milagrosa en un manto ordinario y un hombre se curará de una fiebre que amenazaba su vida.