San Agustín sobre el Espíritu Santo
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Con gozo y alegría en el corazón, elevamos nuestras oraciones al Padre, que para mostrarnos su amor, envió a su Hijo único al mundo para llevar la buena noticia a los pobres y curar a los contritos de corazón.
En el Evangelio de hoy leemos sobre la gran fe de San José, un hombre que creyó cuando no era fácil creer y que confió en Dios. Rezamos para que también nosotros, cuando tengamos dudas, sigamos el ejemplo de San José, confiemos en Dios y sepamos que Él está siempre con nosotros.
Rezamos por todas las futuras madres y por las parturientas, para que reciban los mejores cuidados médicos y para que ellas y sus bebés gocen de tu protección contra todo mal durante este momento tan bendito de la procreación.
Mientras esperamos el nacimiento de Cristo, oramos por los no nacidos. Te pedimos, Señor, que Tú que nos has dado la vida, ilumines nuestras mentes para que seamos conscientes y tengamos la renovada convicción de que toda vida humana es sagrada porque ha sido creada a tu imagen y semejanza.
Te pedimos por todos los que en este momento viven en la pobreza, a quienes este tiempo del año trae ansiedad en lugar de felicidad, para que puedan beneficiarse de la generosidad de los demás y para que la paz de Cristo esté con ellos y con sus familias.
¿Cuál es la famosa oración de San Agustín?
AMM – Oración de San Agustín. Te ruego, Dios mío, que me permitas conocerte y amarte para que sea feliz en Ti. Y aunque no pueda hacerlo plenamente en esta vida, haz que mejore de día en día hasta que pueda hacerlo plenamente. Permíteme conocerte más y más en esta vida, para que pueda conocerte perfectamente en el cielo.
¿Por qué rezas a San Agustín?
Glorioso San Agustín Pido audazmente tu intercesión confiado en tu ilimitada sabiduría y compasión. Que esta devoción me lleve a una vida dedicada al cumplimiento de la voluntad de Dios para que un día pueda ser considerado digno de compartir Su Reino contigo y con todos los santos por toda la eternidad.
Oracion de pureza san agustin
Por todos los que esperan: padres que esperan un nacimiento o una adopción, familias que acogen a sus seres queridos de vuelta a casa, miembros del ejército o cualquiera que esté lejos de su familia y amigos, inmigrantes que buscan acogida. Que todos encuentren paz y alegría.
Por la paz, la justicia y la sanación en nuestra nación y en nuestro mundo. Por la atención prestada a la educación de nuestros jóvenes en la fe, la moral, la ética y el civismo. Para que sus esfuerzos contribuyan a crear un mundo mejor. Y por las oraciones que ofrecemos en nuestro silencio…
Por un sentido más profundo de la justicia en la Tierra. Que trabajemos con energía y visión para establecer el orden de Dios en el mundo, para sembrar semillas de bondad y compasión, para trabajar contra la corrupción, la violencia y la injusticia.
Por los profetas de nuestros días que nos llaman a afrontar la verdad, vivir la verdad y decir la verdad. Que sean fortalecidos y no silenciados. Que su mensaje nos anime y su testimonio nos inspire.
Por la sanación y el perdón allí donde la gente está herida o dividida. Por la apertura y la acogida allí donde sufren los inmigrantes. Por la libertad de los oprimidos por la adicción. Por nuestros queridos enfermos, moribundos y dolientes. Que encuentren la plenitud, la aceptación y la paz.
Oración de comunión de San Agustín
San Agustín de Hipona se llamaba también Aurelius Augustinus. Fue filósofo, teólogo y obispo de Hipona Regia en Numidia, norte de África. Nació el 13 de noviembre de 354 en Thagaste, Numidia en la actual Souk Ahras, Argelia y murió el 28 de agosto de 430 a la edad de 75 años en Hippo Regius, Numidia (actual Annaba, Argelia). La Iglesia católica celebra su fiesta el 28 de agosto de cada año.
El padre de san Agustín se llamaba Patricio, funcionario romano en Thagaste, y su madre era santa Mónica. Era el primogénito de una familia de tres hijos que habían sobrevivido a la infancia. Su hermano se llamaba Navigius y su hermana Perpetua. La familia era africana pero muy romanizada y en casa hablaban latín como una cuestión de prestigio. Era muy brillante, con una ávida curiosidad intelectual.
San Agustín fue a la escuela de Madauro a la edad de 11 años. Aquí aprendió literatura latina, pero también creencias paganas, algunos vicios y malas prácticas. Cuenta que una vez él y sus amigos robaron frutas de un huerto, no porque tuvieran hambre, sino porque estaba mal robarlas y se sentía muy bien por ello. De esto concluyó que los seres humanos están inclinados a pecar y por eso necesitan la Gracia de Jesucristo.
San Agustín sobre la oración
Cuando celebramos Solemnidades, días festivos que conmemoran los misterios más importantes de nuestra Fe o de la Orden Benedictina, la Madre Abadesa escribe y ofrece la Oración de los Fieles en la Misa. Es un regalo para nosotros y para los asistentes a nuestra Misa escuchar el mensaje del Espíritu Santo pronunciado a través de la Madre Abadesa Lucía. En respuesta a la homilía del celebrante e integrando las lecturas de la Escritura para la Misa, ella expresa elocuentemente el misterio del día en relación con los acontecimientos de nuestra vida monástica y del mundo. Compartimos sus oraciones con ustedes que no pueden estar con nosotros para su contemplación.
Él es quien pastorea amorosamente a su pueblo, quien lo escucha, lo perdona. Él es aquel por quien todas las cosas se mantienen unidas, a quien el pueblo reconoce como hueso de sus huesos, carne de su carne, el Rey que hace la paz a través de la sangre de su cruz, no pidiéndonos que muramos por Él, sino dando su propio cuerpo por nosotros. Que todos nosotros, especialmente los que ocupan algún cargo o lugar de autoridad, grande o pequeño en el mundo de hoy, nos parezcamos al Rey, de quien emana toda verdadera autoridad.