Oraciones para la protección durante el sueño
Contenidos
RITOS INTRODUCTORIOSSALUDO115. El sacerdote saluda al enfermo y a los demás presentes. Se puede utilizar uno de los siguientes saludos:A. La paz del Señor esté siempre con vosotros.B. La paz esté con vosotros (esta casa) y con todos los que viven aquíC. La gracia de nuestro Señor Jesucristo y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.D. La gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo estén con vosotros.Respuesta: Y también con vosotros. [Si la Comunión tiene lugar durante el rito, el sacerdote coloca el Santísimo Sacramento sobre la mesa y todos se unen en adoración.
ROCIAR CON AGUA SANTASi lo considera oportuno, el sacerdote puede rociar con agua bendita al enfermo y a los presentes. El Señor es nuestro pastor y nos conduce a corrientes de agua viva. Como un arroyo en tierra reseca, que la gracia del Señor refresque nuestras vidas. Luego se dirige a los presentes con estas o parecidas palabras: Queridos amigos, estamos aquí reunidos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que está presente entre nosotros. Como cuentan los evangelios, los enfermos acudían a él para que los curara; además, nos ama tanto que ha muerto por nosotros. Por medio del apóstol Santiago, nos ha ordenado: “¿Hay entre vosotros algún enfermo? Que manden llamar a los sacerdotes de la Iglesia, y que los sacerdotes oren sobre ellos, ungiéndolos con aceite en el nombre del Señor; y la oración de fe salvará a los enfermos, y el Señor los resucitará; y si han cometido algún pecado, les serán perdonados sus pecados.” Encomendemos, pues, a nuestro hermano enfermo N. a la gracia y al poder de Cristo, para que lo salve y lo resucite.Si ahora se celebra el sacramento de la penitencia, se omite el rito penitencial.
Oraciones para un sueño tranquilo
Dios amoroso, te ruego que me consueles en mi sufrimiento, prestes habilidad a las manos de mis curanderos y bendigas los medios utilizados para mi curación. Dame tal confianza en el poder de tu gracia, que incluso cuando tenga miedo, pueda poner toda mi confianza en ti; por nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Señor Jesucristo, con tu paciencia en el sufrimiento santificaste el dolor terrenal y nos diste ejemplo de obediencia a la voluntad de tu Padre. Acércate a mí en mis momentos de debilidad y dolor; sostenme con tu gracia, para que no decaigan mi fuerza y mi valor; cúrame según tu voluntad; y ayúdame a creer siempre que lo que me suceda aquí es de poca importancia si me retienes en la vida eterna, Señor mío y Dios mío. Amén.
Señor, mírame con ojos de misericordia. Que Tu mano sanadora descanse sobre mí, que Tus poderes vivificantes fluyan en cada célula de mi cuerpo y en las profundidades de mi alma, limpiándome, purificándome, devolviéndome la integridad y la fuerza para servir en Tu Reino. Amén.
Jesús misericordioso, tú eres mi guía, la alegría de mi corazón, el autor de mi esperanza y el objeto de mi amor. Vengo en busca de refrigerio y paz. Muéstrame tu misericordia, alivia mis temores y ansiedades, y concédeme una mente tranquila y un corazón expectante, para que por la seguridad de tu presencia pueda aprender a permanecer en ti, que eres mi Señor y mi Dios. Amén.
Oración de sanación y protección
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Santa María, ayuda a los necesitados, da fuerza a los débiles, consuela a los afligidos, ruega por el pueblo de Dios, asiste al clero, intercede por los religiosos. María,todos los que buscan tu ayuda,experimentan tu protección indefectible.Amén.
Reina mía,Madre mía,me ofrezco enteramente a ti. Y para mostrarte mi devoción, te ofrezco hoy mis ojos, mis oídos, mi boca, mi corazón, todo mi ser sin reservas. Por lo tanto, buena Madre, ya que soy tuyo, guárdame, guárdame como tu propiedad y posesión. Amén.
Oh Santísima Virgen María, Reina del Santísimo Rosario, que te complaciste en aparecer a los niños de Fátima y revelarles un mensaje glorioso. Te suplicamos que inspires en nuestros corazones un ferviente amor por el rezo del Rosario. Que, meditando los misterios de la redención que en él se recuerdan, obtengamos las gracias y virtudes que te pedimos, por los méritos de Jesucristo, nuestro Señor y Redentor.Amén.
Citas para rezar por tu alma
Aquí le ofrecemos una selección de oraciones más tradicionales. Dado lo ajetreado de nuestro día a día, no te proponemos que las utilices todas, sino que elijas una o dos que te atraigan. Puedes utilizarlas por la mañana y por la noche, para empezar y terminar el día con el Señor.
La fe es vital en la oración. Cuando Jesús hacía milagros, siempre decía: “Tu fe te ha salvado”. Esto es algo sorprendente. Se podría pensar que le impresionaba más el amor de la gente o sus otras virtudes, pero no, era a la fe a lo que respondía. De hecho, cuando visitó Nazaret, se nos dice que no pudo realizar muchos milagros allí porque había muy poca fe en ese pueblo. Así que parece que la falta de fe de la gente se lo impidió. Tal vez esto se deba a que, cuando demostramos fe, mostramos que confiamos en Dios y esto elimina cualquier barrera que pueda haber en nuestros corazones. Como nos dice San Marcos, “Todo es posible para el que tiene fe” (9:23).
Un “Acto de fe” no es tanto una oración de fe como una afirmación de nuestra fe. Al rezar esta oración, honramos a Dios y ponemos en práctica nuestra fe. Este mismo ejercicio ayuda a profundizar y fortalecer nuestra fe.